La palabra propiocepción podemos dividirla en dos: propio- que significa uno mismo y –cepción que significa consciencia. Entonces la propiocepción podríamos decir que es la consciencia de nuestro propio cuerpo. Por ejemplo, si cerramos los ojos y nos sentimos a nosotros mismo sabremos en qué posición están cada una de nuestras articulaciones. Sabremos si tenemos la mano abierta o cerrada, o si nuestra rodilla está flexionada o extendida.
En los bebés es un trabajo continuo, pasan de estar en el útero de la madre hechos un ovillo sin casi ningún estímulo del exterior a estar fuera con multitud de estímulos y libres de movimiento. Cada cosa nueva que aprenden es propiocepción que desarrollan, sentarse, el gateo, los primero pasos, etc.
Pasa lo mismo cuando tenemos una lesión de larga recuperación. Si nos rompemos una pierna, un brazo o nos operan de alguna parte de nuestro cuerpo pasamos inmovilizados unas semanas en las cuales, la propiocepción de esa parte del cuerpo se altera.
Nuestro cerebro es muy plástico, si no podemos hacer algo, él crea nuevas conexiones neuronales para compensar ese déficit. Por ejemplo, si nos hacemos un esguince moderado y nos inmovilizan durante varias semanas y nos dicen que hagamos un apoyo parcial durante ese tiempo, el cerebro entenderá que esa forma de caminar es la normal y cuando nos curemos y podamos apoyar todo el peso de nuestro cuerpo nos costará volver a aprender porque para nuestro cerebro la forma natural de caminar es la que hemos estado haciendo durante las últimas semanas.
En una persona con escoliosis la posición natural es estar ligeramente inclinados hacia un lado. Si les pones delante de un espejo y les dices que se pongan rectos, te dirán que la percepción que tienen de su propio cuerpo es de que están torcidos a pesar de que en el espejo se vean derechos.
¿Cómo se trabaja la propiocepción?
En fisioterapia se utiliza mucho la propiocepción en recuperaciones de lesiones y postoperatorios.
Lo primero suele ser que el paciente sienta todo el rango de movimiento en su articulación lesionada, por ejemplo en una rodilla debemos conseguir la flexión y extensión completas que luego serán necesarias para caminar, sentarse, etc., y después de una larga inmovilización se le ha olvidado esa sensación.
El siguiente paso es sentir peso en la zona lesionada, seguimos con el ejemplo de la rodilla. Puede que haga 2 semanas que no haya apoyado peso en la pierna, no solo debe sentir peso en la rodilla sino que debe sentir el suelo tocando su planta del pie. Son sensaciones normales, pero después de un periodo más o menos largo sin hacerlo la percepción que tenemos es nueva. Volvemos a acordarnos de lo que era esa sensación pero nos parece extraña.
Cuando ya hemos conseguido normalizar el apoyo, empezamos a caminar. Ahora debemos volver a aprender que para caminar hay que apoyar primero el talón, luego la punta, impulso con flexión de tobillo rodilla y cadera y vuelta a empezar. Para el que no haya tenido nunca que volver a aprender a caminar, ¡no es fácil!
Todos los ejercicios se van complicando poco a poco, después de caminar va correr, luego carrera lateral, hacia atrás y los saltos: con las dos piernas y luego con una.
Es maravilloso como el cerebro aprende de nuevo y se adapta a las nuevas sensaciones.
A parte de la vuelta a la vida normal, la propiocepción sirve para no volverse a lesionar por lo que normalmente deberíamos trabajarla como parte del entrenamiento normal del deporte.
Colegiada nº 7769
Diplomada en Fisioterapia por la Universidad San Pablo CEU