Es un hecho conocido por todo el mundo que cuando empeora el tiempo, sentimos más dolor. Lo que no sabemos es el porqué. Hoy hemos recogido unos estudios al respecto para ver si conseguimos llegar a alguna conclusión.
Todas las revistas médicas incluyen casos que muestran síntomas que empeoran cuando el tiempo cambia a peor, La artritis, el dolor de espalda y en general, el dolor muscular suele agravarse con condiciones de aumentos de humedad y frío. Hay tres factores que pueden dar respuestas a esta realidad.
La respuesta del cuerpo ante una bajada de temperaturas
Aunque la temperatura interior del cuerpo no cambia con una bajada de temperaturas, la piel y los músculos superficiales si que lo notan, a través de las terminaciones nerviosas receptoras del frío. La reacción del cuerpo suele ser automática, causando un espasmo muscular. Este puede ser leve en casos de frío leve, o bastante evidente cuando notamos mucho frío con el temblor típico. Un aumento de espasmo, aunque sea leve, puede provocar dolor cuando el músculo parte de una base de tensión elevada. El cuello, ya que normalmente lo tenemos descubierto es desde luego la parte del cuerpo que más sufre este tipo de aumento de dolor por cambios climáticos.
La interpretación que le demos a los impulsos de nuestros receptores visuales y térmicos.
Cuando nuestro cuerpo ve el cambio de tiempo (a través de los ojos) y nota una bajada de temperaturas, las terminaciones nerviosas que captan esa información mandan el mensaje al sistema nervioso central, y también le llega la información al sistema límbico. Este centro es el que gestiona respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales. En pocas palabras, relacionamos el frío, la lluvia y el mal tiempo con malestar y esto ayuda a que nuestro cuerpo sea más vulnerable y más sensible ante cualquier lesión de base que padecemos. En esta línea hay varios estudios y en este post podréis encontrar (en la línea de comentarios) varios de ellos.
Los efectos de los cambios de presión barométrica
Lo que nosotros llamamos mal tiempo, se dice en términos más técnicos, “baja presión”. El profesor Robert Jamison, en un artículo en la Harvard University Gazette pone en evidencia la relación entre las bajas presiones y el dolor articular. Esto es especialmente cierto ya que normalmente los pacientes suelen notar “en sus huesos” un cambio de tiempo aunque todavía no haya ocurrido. No hay ningún estudio que lo pueda confirmar, pero parece que puede producirse una expansión de las membranas de las articulaciones lo que causa un aumento en la presión de los fluidos lubricantes, más resistencia al movimiento y entonces un aumento de la inflamación y el dolor.
Aunque los científicos siguen investigando la relación entre el “mal tiempo” y el dolor, lo cierto es que más vale prevenir que curar. Recomendamos ir siempre bien abrigados, especialmente las partes del cuerpo más expuestas, como el cuello. También recomendamos una atención más continuada de nuestro estado muscular ya que si de base existe mucha tensión muscular, notaremos bastante más los cambios de tiempo tan habituales en este frío mes de Marzo.
Colegiado nº 3867
Diplomado en Fisioterapia por la Universidad de Malta. Master de osteopatía por la Universidad de Alcalá de Henares