Muchos pacientes se ponen en contacto con nosotros diciéndonos que tras realizarse una radiografía o una resonancia magnética el traumatólogo les ha diagnosticado una calcificación en el tendón, sin saber muy bien qué significa ni que supone esto.
Las calcificaciones son, como indica su nombre, depósitos de calcio. Estos no solo tienen lugar en tendones, también pueden existir en las arterias, riñones, mamas, etc.
A día de hoy no se conoce por qué el hombro es uno de los lugares habituales donde existen calcificaciones, normalmente localizadas en el manguito de los rotadores (sobre todo en el tendón del músculo supraespinoso) y en la bursa subacromial. Existen diferentes teorías como que existe un envejecimiento del tendón o un problema de vascularización.
Normalmente afecta a personas que no tienen otras patologías, aunque es frecuente en pacientes con alteraciones endocrinas. Las calcificaciones son habituales también en el tendón rotuliano, en el tendón de aquiles o en el tendón de los músculos epicondíleos.
La tendinitis calcificante tiene varias fases: la de formación, asintomática, la de reabsorción, la más dolorosa, y la de regeneración.
En la mayoría de los pacientes la calcificación suele desaparecer pero es muy difícil precisar cuánto tardará y, por tanto, durante cuánto tiempo existirán las molestias.
En el caso de la tendinitis calcificante de hombro, normalmente aparece un dolor agudo que puede ir desapareciendo o disminuyendo pero que en ocasiones deja un dolor residual, más o menos intenso, una limitación en los movimientos y una pérdida de fuerza de la musculatura periescapular y del brazo.
Por todo esto la FISIOTERAPIA se convierte en necesaria para pacientes con esta patología. Su objetivo principal será disminuir el dolor y no permitir la rigidez de la articulación. Para ello se emplea la electroterapia, el masaje, manipulaciones, movilizaciones y ejercicios terapéuticos, así como, estiramientos, entre otras técnicas.
Si tras realizar sesiones de fisioterapia la mejoría no es completa, existen otras opciones como son las infiltraciones o las ondas de choque que pueden ayudar a que disminuyan o desaparezcan por completo los síntomas. Como última opción se puede plantear la cirugía para intentar “limpiar” el tendón , normalmente mediante artroscopia.
Colegiada nº 9517
Graduada en Fisioterapia por la Universidad Complutense de Madrid.