La evolución tardía de una condición neurológica con afectación motora casi siempre es un aumento en el tono muscular – la espasticidad significa que un grupo muscular está en contracción permanente. El «botox» es el nombre comercial para la rama de estética de la toxina botulínica que se utiliza con fines médicos.
La espasticidad ocasiona problemas importantes, como son trastornos del desarrollo en la infancia (en casos de niños), de la capacidad funcional, adaptación de posturas anómalas, dolor, alteraciones estéticas y problemas relacionados con la higiene. Todo esto afecta de forma significativa la calidad de vida del paciente y de sus cuidadores.
Hay todo un equipo multidisciplinar detrás del tratamiento de un paciente en esta situación. Nos fijamos hoy en la importancia dentro del tratamiento global de la labor del fisioterapeuta y la toxina botulínica.
Para que un músculo se contraiga hace falta la labor de una molécula (Neurotransmisor) cuyo nombre es Acetilcolina. Conociendo esta condición, si queremos reducir la espasticidad, tenemos que reducir la presencia de este neurotransmisor. La toxina botulínica del tipo A (producida por la bacteria Clostridium botulinum) hace exactamente esto; produce una denervación química transitoria. Además, también inhibe la liberación periférica de neurotransmisores nociceptivos (de dolor) y así también desempeña un papel analgésico. El efecto se inicia progresivamente a los 2-3 días hasta alcanzar su máximo aproximadamente al mes y mantiene la duración hasta 3-4 meses.
Aunque ya están demostrados una lista de efectos secundarios (la toxina produce efectos a largo plazo que son característicos de denervación y atrofia muscular) estos efectos parecen ser parciales y reversibles. Hemos encontrado algunas publicaciones (1,2,3) que subrayan los riesgos en su utilización pero también hay numerosos estudios controlados (4,5,6,7), con miles de pacientes que concluyen que el uso de la TBA en dosis y condiciones apropiadas es segura
Para optimizar los resultados de la toxina en el tratamiento de la espasticidad es necesario que vaya seguido de un tratamiento de fisioterapia. La mayor parte del tratamiento se concentra en un trabajo pasivo de elongación del músculo, y otra parte donde el paciente ya sigue una serie de ejercicios para la activación del patrón postural correcto y del movimiento que queremos conseguir; quizás en este nivel, pensando más en la funcionalidad del movimiento que en la calidad.
Las metas del tratamiento global para este tipo de paciente serían los siguientes:
1- Evitar o retrasar la cirugía
2- Conseguir que el paciente camine libremente o con ayuda
3- Conseguir una bipedestación o ferulización más correcta.
4- Mejorar la adaptación a sus actividades diarias en silla
5- Mejorar la higiene
6- Aliviar el dolor.
Ante todo, creemos muy importante aportar al paciente y a sus familiares unos objetivos claros y reales; en ningún momento hacerles creer algo que no se puede conseguir desgraciadamente a día de hoy (a la espera de buenas noticias del campo de la investigación farmacológica) como por ejemplo, la normalización total del tono muscular. Nuestro trabajo siempre irá encaminado a mejorar la calidad de vida del paciente en su día a día.
Colegiado nº 3867
Diplomado en Fisioterapia por la Universidad de Malta. Master de osteopatía por la Universidad de Alcalá de Henares