Hoy queremos hablaros de la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla, una lesión que este año parece que está de moda en los grandes equipos de fútbol españoles, ya que jugadores como Sami Khedira, Jesé o recientemente Víctor Valdés la han sufrido.
La rotura del ligamento cruzado anterior es una de las lesiones más graves en el mundo del deporte y deja a los deportistas en el dique seco no menos de 6 meses, ya que el tiempo de recuperación es largo.
Antes que nada vamos a contar qué es el ligamento cruzado anterior:
Este ligamento es una estructura que se sitúa en el interior de la rodilla y discurre desde la parte posterior y externa del fémur hasta la cara anterior y medial de la tibia. Tiene como principal función frenar el desplazamiento hacia delante de la tibia, además de ayudar como freno en las rotaciones tibiales.
Su mecanismo de rotura se produce cuando el deportista frena o cambia de dirección bruscamente dejando la pierna fijada al suelo y forzando una rotación que lleve la rodilla hacia dentro. También puede lesionarse al recibir un golpe en el lateral de la rodilla con la pierna fija al suelo.
Tras diagnosticarse la rotura del ligamento, la cirugía es la mejor opción para deportistas de élite y gente que realiza deporte con asiduidad. Esta cirugía consiste en la sustitución del ligamento por otro injerto que puede obtenerse del propio paciente (fibras del tendón rotuliano o de la pata de ganso) o de un cadáver.
El papel del fisioterapeuta es fundamental antes y después de la cirugía.
Antes de la operación lo principal en esta etapa es reducir la inflamación y dolor que produce la rotura del ligamento, así que la crioterapia y las técnicas analgésicas y antiinflamatorias son la mejor opción. También es importante aumentar la musculatura de la pierna mediante la electroestimulación y ejercicios de potenciación.
Tras la cirugía viene el principal trabajo del fisioterapeuta. En las primeras semanas hay que encargarse de la inflamación y de la rigidez articular con crioterapia, técnicas de analgesia y movilizaciones pasivas.
Una vez que vamos ganando amplitud, tenemos que aumentar la musculatura poco a poco con ejercicios de potenciación para cuádriceps e isquiotibiales y con la electroestimulación. A partir de mes y medio iremos dejando las muletas, por lo que tendremos que trabajar la marcha normal y la propiocepción.
A los 3-4 meses se debe haber recuperado alrededor del 75% de la funcionalidad de la rodilla, por lo que empezaremos a trabajar subiendo el nivel poco a poco y buscando la especificidad en el deporte que realice el paciente. Comenzaremos trotando, para poco a poco volver a correr, saltar y realizando ejercicios específicos del deporte en cuestión.
Tras 6 meses de rehabilitación el deportista ya estaría preparado para realizar su deporte sin problemas, pero siempre cuidando su rodilla, controlando que su potencia y elasticidad es óptima, y aplicando crioterapia tras los esfuerzos físicos para controlar posibles inflamaciones.
Esperamos que este acercamiento a esta lesión os haya ayudado a entenderla mejor y a comprender el papel del fisioterapeuta durante la rehabilitación. Si tenéis cualquier duda sobre vuestro proceso de recuperación no dudéis en contactar con nosotros.
Colegiado nº 8262
Fisioterapeuta y Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte por la Universidad Europea de Madrid