En el artículo de hoy trataremos de responder a la pregunta ¿qué es la propiocepción?
Todos hemos oído hablar de los cinco sentidos: visión, audición, olfato, tacto y gusto. Estos sentidos son responsables de nuestra interacción con el mundo exterior. De forma adicional, nuestro cuerpo cuenta con ciertos mecanismos para comunicarse con nuestra función interna. Uno de los más importantes se denomina propiocepción, o sentido de posicionamiento.
La propiocepción afecta a cada uno de nuestros movimientos, y nos permite realizar tareas que serían imposibles sin su aportación. Nos permite dirigir cada una de nuestras extremidades en distintas posiciones del espacio, sin tan siquiera tener que mirarlas y nos informan de forma inconsciente de en qué posición se encuentran. Tomemos por ejemplo el uso cotidiano del coche. Sabremos posicionar perfectamente la mano sobre la palanca de cambios sin tener siquiera que mirar, o posicionar nuestros pies en los pedales sin apartar la vista de la carretera y por lo tanto convertirlo en algo muy peligroso. Este tipo de información se extrapola a cada uno de los movimientos cotidianos: andar, subir escaleras, correr, saltar, nadar…
El ser humano no tiene un órgano encargado específicamente de la propiocepción, es el sistema nervioso trabajando en conjunto lo que permite recibir esta información. Dentro de cada músculo encontramos unos receptores llamados husos musculares y órganos tendinosos de Golgi. En los ligamentos y cápsulas articulares encontramos mecanoreceptores que informan sobre la presión y movimiento que afecta a la articulación. En la piel también los encontramos e informan del mismo modo.
Toda la información viaja a través de la médula espinal y es recibida por el cerebelo, que realiza los cálculos precisos para identificar la posición. Como cualquier otro sistema de nuestro cuerpo, la propiocepción puede verse alterada debido a fallo en los sistemas musculoesqueléticos o por afectación del sistema nervioso. Las personas en estas condiciones son propensas a caídas o a lesiones repetitivas en la misma articulación. Se considera absolutamente necesario reentrenar la propiocepción después de cualquier operación del sistema musculoesquelético.
La fisioterapia propone formas de entrenar la propiocepción y recuperar toda esta información que nos es tan útil para prevenir futuras lesiones. El entrenamiento suele basarse en trabajar sobre superficies irregulares, demandando diferentes tareas al cuerpo y evitando en ocasiones la información que puede aportarnos la vista. Los beneficios comienzan a notarse a las pocas semanas de práctica.
Colegiado 9501
Diplomado en Fisioterapia por la Universidad Alfonso X el Sabio