
En los últimos años se ha puesto de moda hablar de readaptación física, sobre todo en el ámbito del deporte. Parece un término nuevo, casi exclusivo del alto rendimiento, y a menudo se presenta como algo distinto a la fisioterapia. Pero si lo pensamos con calma, ¿no es esa, precisamente, la esencia de nuestra profesión desde siempre?
La fisioterapia nació para acompañar a las personas en el proceso de volver a su vida normal tras una lesión, una enfermedad o cualquier limitación. Y esa “vida normal” no significa lo mismo para todos, no lo es para una persona mayor puede ser caminar con seguridad por su barrio, para un trabajador reincorporarse a su empleo sin dolor, y para un deportista de élite volver a competir al máximo nivel. En todos los casos, hablamos de lo mismo, de readaptar a la persona a las demandas reales de su vida. Y ese proceso se llama fisioterapia.
Una historia que nos avala
La fisioterapia no surge en un gimnasio moderno ni en un centro de alto rendimiento, sino que tiene raíces muy antiguas. En la Grecia clásica, Hipócrates ya defendía el ejercicio y el masaje como parte del tratamiento médico, y Galeno lo aplicaba en Roma para recuperar la función del cuerpo. En el siglo XVIII, médicos como Clément Joseph Tissot en Francia introdujeron la gimnasia médica como terapia para problemas ortopédicos, y poco después, en Suecia, Per Henrik Ling fundó el Real Instituto Central de Gimnasia, donde se utilizaba el ejercicio y el movimiento con fines terapéuticos.
El gran impulso, sin embargo, llegó con las guerras mundiales. Tras la Primera Guerra Mundial, miles de soldados regresaron con secuelas físicas incapacitantes. Fue entonces cuando se crearon los primeros gimnasios de rehabilitación y surgieron las reconstruction aides en EE. UU., precursoras de las fisioterapeutas modernas. Durante la Segunda Guerra Mundial, el papel de estos profesionales se consolidó: formaban parte de los ejércitos, recibían rango militar y se convirtieron en esenciales para devolver la autonomía a los combatientes.
A este momento histórico se sumó la epidemia de polio que azotó el mundo en la primera mitad del siglo XX. Los fisioterapeutas jugaron un papel decisivo en la recuperación de pacientes con parálisis, aplicando ejercicio, terapia manual y entrenamiento funcional. Con ello, la profesión se expandió en hospitales, universidades y asociaciones, y se consolidó como disciplina científica y sanitaria.
Esa es la base de nuestra identidad, la fisioterapia es ejercicio, es movimiento, es readaptación. Y lo ha sido desde sus orígenes.
El ejercicio, esencia de la fisioterapia
Aunque a veces se confunda con masajes o aparatos, la fisioterapia es mucho más que eso. Su núcleo es el ejercicio terapéutico. El fisioterapeuta analiza el movimiento, detecta limitaciones y diseña un plan de trabajo progresivo que lleva al paciente desde la lesión hasta la recuperación completa. No se trata solo de que desaparezca el dolor, se trata de que la persona pueda volver a vivir como antes.
Por eso, lo que hoy llamamos readaptación deportiva no es un tratamiento aparte. Es la fase final de la fisioterapia, el último tramo del camino en el que el paciente pasa de estar recuperado clínicamente a estar preparado para rendir de nuevo en su vida real, ya sea cotidiana, laboral o deportiva.
Orgullo profesional y responsabilidad
Hablar de readaptación como algo distinto de la fisioterapia puede parecer inofensivo, pero no lo es. Si se presenta como una disciplina independiente, se corre el riesgo de que quienes no tienen formación sanitaria ocupen un espacio que corresponde al fisioterapeuta. Y cuando hablamos de pacientes con lesiones o enfermedades, no estamos hablando de entrenamiento, estamos hablando de salud.
La fisioterapia es una profesión sanitaria, con base científica, con historia y con un compromiso ético con la sociedad. Recuperar a una persona y devolverla a su vida normal es un acto profundamente humano y también profundamente técnico. Es algo de lo que debemos sentirnos orgullosos y que no deberíamos ceder a quienes no tienen la formación ni la responsabilidad legal para hacerlo.
Su nombre es fisioterapia
Cuando escuches hablar de readaptación, recuerda que no es una moda ni un invento reciente. Es la esencia de la fisioterapia de toda la vida. Desde los campos de batalla hasta los gimnasios modernos, desde los pacientes con polio hasta los deportistas de élite, el objetivo siempre ha sido el mismo, que cada persona recupere su vida normal.
En Fisiohogar lo tenemos muy claro. Nuestro trabajo no acaba cuando desaparece el dolor, sino cuando el paciente vuelve a sentirse él mismo. Esa es la verdadera readaptación. Y se llama FISIOTERAPIA.
Colegiado nº 3.147
Fisioterapeuta y licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte por la Universidad Europea de Madrid.
Vicedecano del Colegio de fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid.