A la hora de poder afrontar de la mejor manera posible la enfermedad del Parkinson, ya sea en uno mismo o en el caso de un ser querido, es fundamental conocer todo sobre la misma. Y cuando decimos todo nos referimos a contar con la mayor información al respecto, lo que supone acabar con ideas falsas que se tengan y asimilar las verdades.

Precisamente eso último es lo que ahora te vamos a dar a conocer a continuación, algunas de las principales verdades que existen sobre esta patología y que hay que saber:

1-La fisioterapia es una ayuda imprescindible para el Parkinson

Fisioterapia para Parkinson

Fisioterapia para Parkinson

Uno de los aspectos que más merece la pena conocer acerca de dicha enfermedad neurodegenerativa es que requiere obligatoriamente que la persona que la sufre se ponga en manos de fisioterapeutas. Y es que estos profesionales le prepararán sesiones de ejercicios gracias a los cuales conseguirá disfrutar de una larga lista de ventajas que se traducirán en una única y esencial: gozar de una mejor y mayor calidad de vida.

En concreto, entre los beneficios más notables al respecto se encuentran los siguientes:

-Esas actividades le van a ayudar a mantener tanto el equilibrio como la coordinación, pero no sólo eso, además, pueden conseguir que ambos mejoren de forma notable.

-La fisioterapia se convierte también en un recurso estupendo a la hora de poder lograr hacerle frente a la rigidez muscular que viene asociada a esta enfermedad.

Ni que decir tiene que, de la misma manera, pasa a ser una herramienta útil para que los enfermos puedan reducir notablemente los riesgos de sufrir caídas, mantener en buen estado de forma lo que es el tono muscular y conservar la autonomía necesaria para poder realizar por sí solos tareas del día a día como pueden ser vestirse o peinarse.

2-La depresión suele ser habitual en los pacientes

Depresión durante el Parkinson

Depresión durante el Parkinson

Otra de las cuestiones que hay que conocer sobre el Parkinson es que es muy habitual que las personas que lo sufren atraviesen algún cuadro de depresión. En concreto, según los estudios llevados a cabo al respecto, se ha venido a dejar patente que entre un 30% y un 50% de quienes la tienen se ven inmersos de lleno en ese tipo de trastorno en algún momento concreto del proceso de la misma.

¿Qué causa esa citada depresión? Muchas y variadas situaciones:

-El descubrir que se tiene Parkinson, que es una patología degenerativa y que no hay ningún tratamiento que la cure.

No aceptar que se tiene la enfermedad y que la misma va a ser un hándicap desde ese momento y para siempre.

-Darse cuenta de manera progresiva que se tienen mermados ciertos aspectos como la coordinación o el equilibrio.

Sentir vergüenza por sufrir determinados síntomas como el temblor de las extremidades. Eso provocará que la persona en cuestión apostará por intentar aislarse de los demás y eso acabará propiciando la depresión.

-Percibir que ya no se pueden realizar algunas actividades o hobbies que se tenían por los síntomas que van asociados al Parkinson.

Todas estas situaciones y muchas más son las que pueden dar lugar a un cuadro de depresión en los enfermos de la misma. Por eso, será necesario, entre otras cosas, ponerse en manos de expertos en Psicología que puedan establecer un tratamiento adecuado como, por ejemplo, terapias de tipo cognitivo-conductual. Gracias a las mismas los pacientes comenzarán a asimilar la patología que sufren, mejorarán su estado de ánimo, afrontarán la misma con herramientas en pro de la positividad…

3-El estado de salud puede mejorar con ejercicio y alimentación

Alimentación para enfermos de Parkinson

Alimentación, clave para enfermos de Parkinson

Otras de las grandes verdades que existen en torno a la enfermedad que nos ocupa es que las personas que la tienen pueden mejorar de manera notable a través de lo que es la actividad física y también de la alimentación.

En concreto, respecto al último aspecto podemos subrayar que hay ciertas investigaciones llevadas a cabo al respecto que han dictaminado que se pueden minimizar ciertos síntomas de esta patología apostando porque los pacientes tomen una dieta donde el líquido esté muy presente y donde, por ejemplo, el principal aporte de proteínas se produzca durante la cena.

Pero, como hemos mencionado, también el deporte puede ayudar enormemente a plantarle cara a la enfermedad. De ahí que, además de los ejercicios que realicen en las sesiones con los fisioterapeutas, es recomendable que caminen a diario, ya sea por el parque o en una cinta andadora. Pero que lo hagan, ya que eso les va a permitir mantener en las mejores condiciones posibles su capacidad de marcha.

Asimismo, se determina que también es aconsejable que, bajo el asesoramiento adecuado, procedan a realizar ejercicios de estiramientos y de resistencia. ¿Por qué? Porque gracias a estos, entre otras cosas, van a lograr mejorar de manera notable lo que es su fortaleza muscular.

¿Hay más actividades físicas que les resulten beneficiosas? Claramente sí, las siguientes:

-El baile. Gracias a este, que además les parecerá realmente divertido y les mejorará el estado de ánimo, podrán mantener y mejorar incluso lo que es su capacidad motriz.

-El Taichí, que es un arte marcial de movimientos realmente suaves que les va a ayudar, sobre todo, a relajarse, a conseguir que su equilibrio sea mucho mejor y también a mantener la coordinación en las mayores cotas posibles.

4-No hay cura para el Parkinson

Parkinson, enfermedad sin cura

Parkinson, enfermedad sin cura

Aunque pueda resultar muy duro plantearlo así, es necesario que quien sufre Parkinson asimile cuanto antes su enfermedad, que no se haga “pájaros en la cabeza” en cuanto a que se va a recuperar y que, sobre todo, la conozca a fondo para poder afrontarla desde el primer momento y con las mejores condiciones de ánimo posible.

Por eso, aunque sea complicado de aceptar, debe ser consciente de que esta enfermedad por ahora, al menos, no tiene cura. Y es que a pesar de los estudios e investigaciones que se han realizado en distintos rincones del mundo sobre la misma, no se ha conseguido descubrir ni un tratamiento farmacológico ni tampoco quirúrgico que pueda sanar al paciente que la sufre.

No obstante, eso no significa que no existan instrumentos para reducir los síntomas, evitar que aparezcan cuanto antes y aliviarlos. La fisioterapia y el ejercicio, por ejemplo, son dos de los recursos más eficaces al respecto y a los mismos se debe unir también el tratamiento farmacológico.

Como no podía ser de otra manera, será el doctor el que determinará qué tipo de medicamentos y con qué frecuencia deberá tomarlos el paciente en cuestión. No obstante, entre los más habitualmente usados se encuentran estos:

Levodopa, que se considera una de las propuestas más eficaces a la hora de conseguir retrasar el inicio de los síntomas debilitantes.

Selegilina, también llamada deprenil, que se considera que puede tanto retrasar la necesidad de comenzar con el tratamiento del anterior medicamento citado como convertirse en un buen “compañero” de este.

Amantadina, que se puede tomar con la levodopa o bien en las etapas iniciales de la enfermedad, contribuyendo a reducir los síntomas que se tengan hasta ese momento.

Asimismo no hay que pasar por alto tampoco que, dentro de este grupo de medicamentos, también se puede recurrir a la utilización de la pergolida o la bromocriptina.

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