La propiocepción podría definirse desde un punto de vista teórico. Sin embargo, es un concepto que se va a comprender más rápido y mejor con una sola pregunta: ¿sabe cómo tiene colocado su cuerpo en estos momentos sin separar sus ojos de la pantalla? Si sabe la postura que tiene y como están colocados sus brazos y piernas es gracias a la propiocepción.

 

Para que este proceso tenga lugar es necesaria la existencia de propioceptores, que son los receptores encargados de enviar señales al cerebro para que sepa en qué posición se encuentra nuestro cuerpo. En cuanto a la ubicación de los propioceptores, podemos encontrarlos principalmente en los músculos, tendones y articulaciones.

 

Sin embargo, hay veces que los propioceptores se dañan y no funcionan correctamente. Un ejemplo de alguna de estas situaciones son los esguinces. En un esguince, se dañan los ligamentos y la cápsula articular, que puede estirarse demasiado (esguince de grado I), romperse de forma parcial (esguince de grado II) o romperse de forma completa (esguince de grado III). En todos los casos mencionados se produce una alteración de los tejidos (cápsulo-ligamentosos, musculares, etc) con la consecuente alteración de los propioceptores, por lo que será necesario realizar una reeducación de la propiocepción.

 

¿Y cuál es el objetivo principal de dicha reeducación?

 

El primer objetivo será evitar la lesión, por ello los deportistas realizan ejercicios dirigidos a entrenar este mecanismo de defensa frente a las lesiones. Una vez producida la lesión, el objetivo será por un lado restaurar la normalidad de los tejidos y de los propioceptores aquí presentes, y por otro evitar más esguinces, ya que es muy común que vuelva a haber un esguince cuando ya se ha producido un primero.

 

El principal profesional capacitado para dirigir dicha reeducación será el fisioterapeuta, ya que debe realizarse una valoración inicial para saber en qué punto del proceso de recuperación se encuentra el paciente. De este modo, podrá determinar la dificultad de los ejercicios, ya que se puede jugar con múltiples variables.

 

Poniendo como ejemplo el esguince de tobillo, se citan algunas de estas variables:

 

  1. La carga sobre el miembro afectado: evoluciona desde la descarga completa hasta apoyar todo el peso sobre el miembro afectado.
  2. Desde posiciones que protegen la lesión hasta posiciones que la simulan.
  3. Desde planos estables (suelo duro) hasta planos inestables (pisando tres pelotas de tenis).
  4. Ojos abiertos/cerrados.
  5. Con/sin calzado.
  6. Manteniendo la atención el ejercicio/haciéndolo con técnicas de distracción.

 

Del conjunto de todas estas variables nacerán los ejercicios pertinentes que el fisioterapeuta le propondrá al paciente y de este modo, se irá evolucionando desde ejercicios más simples a más complejos, y se conseguirán aprender mecanismos de defensa ante las lesiones que disminuirán la probabilidad de que el paciente sufra un esguince, y si lo ha sufrido, de que sufra otro igual que el primero.

Published On: 18 octubre, 2017 / Categories: fisioterapia deportiva /

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