Irremediablemente, cuando se van cumpliendo años, se suelen presentar una serie de problemas de salud que empiezan a complicar la vida de quienes los padecen.
Los años son, en bastantes ocasiones, los que traen la pérdida de la fuerza muscular, la disminución del equilibro y de los reflejos, que no son propiamente enfermedades pero que si generan una mayor dependencia en quienes se ven afectados.
Además, también suelen aparecer en la conocida como tercera edad una serie de enfermedades que son propias de esa etapa avanzada de la vida, como la artritis y artrosis, las enfermedades neurológicas que están teniendo un incremento notable en su incidencia, o las enfermedades circulatorias que forman uno de los grupos que más atención y vigilancia requieren.
El mayor problema para el anciano es que estas enfermedades se terminan convirtiendo en crónicas y se ve obligado a convivir con ellas el resto de su vida.
Si se descuida en los tratamientos necesarios, o considera como irremediable cualquier avance de los síntomas, por lo general, verá cómo su calidad de vida empeora notablemente.
Sin embargo, gracias a la fisioterapia, y en el caso de bastantes de estas enfermedades, los síntomas pueden disminuir o retrasarse, consiguiendo de esta manera que el anciano llegue a mantener durante más tiempo su independencia.