El mantenimiento en personas de la tercera edad es fundamental para seguir teniendo su libertad y autonomía. En estos casos la fisioterapia puede resultar de gran ayuda.

Llegados a una edad avanzada es normal que vayan apareciendo problemas articulares y musculares y otras síntomas que pueden tener origen en operaciones o enfermedades de distinta índole. Algunos de estos problemas son lo que comúnmente llamamos achaques, que causan molestias y complicaciones que afectan a la agilidad de movimientos y que provocan dolores.

En otros casos los problemas de la tercera edad son mayores y pueden tener como origen enfermedades degenerativas que poco a poco van deteriorando distintas funciones de nuestro organismo.

En cualquier caso hay un tratamiento de fisioterapia que puede resultar muy efectivo para mantener el cuerpo en las mejores condiciones.

Para detectar qué tipo de tratamiento de mantenimiento hay que poner en marcha, lo primero es hacer un examen completo de cómo está el paciente. Para eso nuestros fisioterapeutas analizan los informes médicos y hablan con el paciente para saber de primera mano cuáles son los problemas y dolores que más le afectan. Además de todo esto, realizan un examen del estado del paciente para comprobar a qué partes del cuerpo hay que prestar más atención.

Con todos estos datos realizan un plan de mantenimiento que se centra en los síntomas más graves y en los que empiezan a manifestarse.

Cuando una persona de la tercera edad empieza un tratamiento fisioterapéutico de mantenimiento, es fundamental que se acabe convirtiendo en algo rutinario para él. Si solo se realiza de manera esporádica, no se pueden alcanzar los objetivos marcados. Lo que se mejora un día con ejercicios y estiramientos, se puede perder y al día siguiente uno se queda sentado si hacer nada.

Por eso, insistimos en que la actitud con la que se inicia un tratamiento de mantenimiento es esencial. Si creemos y queremos mejorar, con la ayuda de la fisioterapia es posible.