Disponer de un servicio de atención fisioterapéutica en la oficina es valor añadido para las compañías que incide de manera positiva en su reputación. Actualmente cada vez son más las organizaciones que contratan un servicio de este tipo porque buscan lo mejor para sus empleados y quieren tratar y prevenir cualquier tipo de problema.

Para tener un servicio de fisioterapia en el centro de trabajo el primer paso es que un experto reúna toda la información acerca del tipo de actividades que se realizan y las posibles lesiones o problemas que se puedan ocasionar. A partir de ahí se establecen una serie de posibles actuaciones que ayuden a solucionar los problemas existentes y a prevenir la aparición de otros nuevos.

Actuaciones

Respecto a las acciones lo habitual es que se establezca un lugar dentro de las oficinas en el que los empleados puedan recibir las sesiones de masajes o puedan realizar las tablas de ejercicios.

Una vez que se haya concertado la visita al fisioterapeuta, éste determinará el modo y la forma de actuar. Lo habitual, dependiendo del tipo de actividad que se realice, suele ser sesiones de masajes descontracturantes, ejercicios para recuperar o fortalecer la musculación de ciertas zonas y cuidar y activar la buena circulación sanguínea.

Dolencias

En cuanto a las dolencias o problemas más comunes que aparecen en el día a día en la oficina están problemas musculoesqueléticos, provocados por malas posturas, falta de actividad física, carga excesiva, etcétera. Pero también es habitual que surjan problemas derivados de la carga de estrés que ciertas posiciones generan. En estos casos los masajes relajantes que se centran en deshacer contracturas resultan muy efectivos.

Prevención

Además, las acciones que podríamos llamar manuales, los servicios de atención en empresas también suelen incluir sesiones informativas o talleres prácticos en los que se dan consejos para prevenir patologías y dolencias. Por ejemplo, se dan pautas sobre cómo cargar material, la importancia y frecuencia de las pausas, las posturas más adecuadas a cada situación, etcétera.

Todas estas acciones además de mejorar la calidad de vida de los empleados de una empresa inciden de manera notoria en los índices de absentismo y, por tanto en la productividad de la firma.