El paciente con ataxia necesita una atención y un seguimiento fisioterapéutico prácticamente constante. Las ataxias son un trastorno de la coordinación del movimiento que provoca que el paciente presente serios problemas a la hora de caminar y de realizar cualquier tipo de movimiento. Existen diferentes tipos de ataxias, las de nacimiento, las que surgen después de una lesión cerebral y las que se manifiestan de una manera brusca.

Aunque dentro de las denominadas ataxias existen distintos grados y tipos de minusvalías todos los pacientes precisan que un equipo fisioterapéutico vigile su estado y evolución para tratar de tener la mejor calidad de vida posible.

Niños con ataxia

En el caso de los pacientes de menor edad el trabajo de atención y seguimiento se centra primero en determinar qué lesiones se han manifestado y tratar de enseñar al niño a moverse a desplazarse dentro de sus posibilidades. El fisioterapeuta practicará con él ejercicios para movilizar las extremidades, el tronco y el cuello. Con estos ejercicios, muchos de ellos pasivos, se busca desarrollar la musculatura, la fuerza y también se trabaja la adopción de posturas correctas que permitan moverse bien.

Cuando los niños son más autónomos el seguimiento y trabajo se centra en mejorar la coordinación. Una persona con ataxia cuando quiere mover una pierna para caminar o mover un brazo para coger una pelota duda, desplaza el brazo de forma lenta y titubeando. El trabajo fisioterapéutico trata de ayudarle a controlar el movimiento y que sus músculos sean capaces de seguir las órdenes del cerebro.

Esto es una labor complicada y larga, que consigue avances pero que precisa mucho seguimiento, para observar cuál es la evolución del paciente y, dependiendo de ella, variar los tratamientos.

Mayores con ataxia

En los casos de personas más mayores con cualquier tipo de ataxia, el trabajo de un fisioterapeuta es similar al que se realiza con los niños. En este caso, al ser más mayores puede haber mayor participación y los ejercicios y sesiones pueden identificarse más.

En cualquier caso, el seguimiento es esencial. Con él se observa la evolución, se comprueba si los ejercicios y masajes están logrando sus objetivos y en función de cómo sea la evolución del paciente se planifican las siguientes sesiones.