La fisioterapia en el proceso de recuperación después de un trasplante pulmonar es fundamental para que el paciente puede volver cuanto antes a una vida normal.

Antes de abandonar el hospital ya habrá tenido atención fisioterapéutica. Esta comienza después de la intervención. Se realiza fisioterapia respiratoria, trabajando sobre todo el diafragma, los músculos costales e intercostales con el objetivo de estimular al pulmón desde todos los ángulos posibles. También se trabaja el uso de la tos provocada y controlada para favorecer la expulsión de flemas. Asimismo antes de volver a casa también le enseñarán a recuperar la movilidad y respiración al tragar y masticar, ya que habrá permanecido bastante tiempo sin hacerlo y el reinicio puede costar un poco.

Cuando vuelva a casa el tratamiento de recuperación fisioterapéutica después del trasplante pulmonar puede durar al menos dos meses. Durante este tiempo se realizarán distintos ejercicios y actividades que le ayuden a mejorar y a aumentar la capacidad de respiración y la oxigenación.

Algunos de las actividades que ayudan en esta etapa son las siguientes:

  • Tablas de ejercicios para trabajar los músculos respiratorios
  • Ejercicios para fortalecer los miembros superiores
  • Desarrollo de la respiración con el diafragma
  • Producción y control de la tos
  • Técnicas de relajación
  • Drenaje de los pulmones
  • Ejercicios y actividades para ampliar la capacidad respiratoria como caminatas, bicicleta o cinta ergonométrica y subir tramos de escaleras

Estos ejercicios y actividades se van incorporando e intensificando según la evolución y necesidades de cada paciente. Algunos de los ejercicios de fisioterapia respiratoria indicada para los personas que se han sometido a un trasplante de pulmón son:

  1. Respiración con el diafragma. El paciente debe sentarse con la rodillas flexionadas y colocando las manos sobre el abdomen. Después tomar aire profundamente a través de la nariz, al hacerlo así el abdomen se hincha o distiende. Luego poner los labios formando una o y soltar despacio el aire como silbando. Al realizar este proceso los músculos del abdomen se van encogiendo lentamente.
  2. Respiración con labios fruncidos. Inspire lentamente por la nariz con los labios cerrados. Después expulse el aire a través de la boca frunciendo los labios y dejándolos casi semicerrados. El proceso de expulsión debe ser mucho más largo que el de inspiración.