Los tratamientos de fisioterapia en los niños con distrofia muscular acaban convirtiéndose casi en una actividad lúdica, en un juego que esperan con ganas.

Dentro de lo que llamamos distrofia muscular se engloban un grupo de más de 30 enfermedades genéticas caracterizadas por la debilidad y la degeneración de los músculos. Este deterioro de los músculos se presenta en diferentes edades y con distinta intensidad, pero en la mayoría de los casos el avance de la enfermedad provoca que muchos pacientes pierdan la capacidad de caminar.

Por eso, es muy importante iniciar las terapias de rehabilitación y de mantenimiento en cuanto se diagnostica la enfermedad. El hecho de que afecte a niños puede llevarnos a pensar que los tratamientos se les hacen más cuesta arriba. Sin embargo, no es así, incluso sucede lo contrario. Los niños asumen con más naturalidad y entereza su enfermedad, sus limitaciones y tienen la capacidad de disfrutar muchos más los buenos momentos, y los avances.

Contar con un equipo de fisioterapeutas profesionales que conozcan las últimas técnicas y métodos de trabajo en el ámbito de la distrofia muscular es esencial. Ellos analizarán cada caso al detalle para idear un plan personalizado de trabajo.

Este tratamiento se presenta al niño como un rato de juego, se realiza en un entorno agradable para él, en el que se sienta cómodo y relajado y se comienza por pequeñas movilizaciones, masajes o ejercicios que les permitan adoptar posturas más correctas y apropiadas que les permitan, por ejemplo, moverse o sentarse mejor.

Los ejercicios se van intensificando y prolongando según la evolución del niño y según el momento concreto en el que se encuentre.

La meta de estos tratamientos es lograr que los niños con distrofia muscular mantengan sus músculos y articulaciones en las mejores condiciones posibles, facilitándoles la movilidad y la autonomía en la medida de sus posibilidades. Así como tratar de retrasar lo máximo posible el avance del deterioro.