El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un trastorno neurobiológico del desarrollo que se manifiesta durante los primeros años de vida. Los síntomas fundamentales son las deficiencias en la comunicación y la interacción social y los patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento.

 

Para saber si un niño TEA es susceptible de tratamiento de fisioterapia, debemos tener en cuenta estas características:

  1. Actividad motora
  2. Actitud postura
  3. Tipo de marcha
  4. Alteraciones del tono muscular
  5. Estereotipias
  6. Impacto de los fármacos en la motricidad

 

El tratamiento de un niño con TEA debe ser multidisciplinar, personalizado, permanente en su ciclo de vida y revisable para favorecer al máximo el desarrollo y la integración de los niños TEA.

 

El fisioterapeuta se encargará de intervenir en las manifestaciones psicomotrices y para integrar lo afectivo y lo somático. Estos niños tienen una distorsión de su propio cuerpo, por lo tanto la fisioterapia le puede ayudar a integrar mejor las funciones motoras, físicas y mentales y con ello mejorar las funciones cognitivas y emocionales.

Los objetivos específicos de fisioterapia son:

  1. Normalizar el tono
  2. Quitar y evitar las contractura producidas por la hipertonía durante las crisis
  3. Mejorar la marcha
  4. Disminuir las posturas bizarras
  5. Mejorar la coordinación entre extremidades
  6. Mejorar la atención y el contacto visual
  7. Reconocimiento del esquema corporal

 

Para cumplir estos objetivos el tratamiento de fisioterapia puede darse tanto en medio acuático como en sala de juegos:

 

El tratamiento de fisioterapia en sala de juegos permite al niño con TEA explorar el entorno mediante los ejercicios y ayudados del material lúdico como telas, colchonetas, pelotas, rulos y juguetes. Con estos materiales realizaremos diferentes ejercicios encaminados a mejorar la percepción táctil, la coordinación, el equilibrio,  la propiocepción, el sistema vestibular, la vista y la motricidad.

 

El tratamiento de fisioterapia en medio acuático permite una mayor coordinación y mejor calidad de movimiento. La alta temperatura del agua que oscila entre los 28-30° permite que la musculatura se relaje, la baja gravedad del agua nos va permitir un movimiento mayor a la vez que nos opone una resistencia que permitirá fortalecer la musculatura. La gran aceptación del niño con el agua le permite disfrutar y mejorar la relación con el medio externo. El agua también favorece el control respiratorio y el control postural.