El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un trastorno neurobiológico del desarrollo que se manifiesta durante los primeros años de vida. Los síntomas fundamentales son las deficiencias en la comunicación y la interacción social y los patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento.
Para saber si un niño TEA es susceptible de tratamiento de fisioterapia, debemos tener en cuenta estas características:
- Actividad motora
- Actitud postura
- Tipo de marcha
- Alteraciones del tono muscular
- Estereotipias
- Impacto de los fármacos en la motricidad
El tratamiento de un niño con TEA debe ser multidisciplinar, personalizado, permanente en su ciclo de vida y revisable para favorecer al máximo el desarrollo y la integración de los niños TEA.
El fisioterapeuta se encargará de intervenir en las manifestaciones psicomotrices y para integrar lo afectivo y lo somático. Estos niños tienen una distorsión de su propio cuerpo, por lo tanto la fisioterapia le puede ayudar a integrar mejor las funciones motoras, físicas y mentales y con ello mejorar las funciones cognitivas y emocionales.
Los objetivos específicos de fisioterapia son:
- Normalizar el tono
- Quitar y evitar las contractura producidas por la hipertonía durante las crisis
- Mejorar la marcha
- Disminuir las posturas bizarras
- Mejorar la coordinación entre extremidades
- Mejorar la atención y el contacto visual
- Reconocimiento del esquema corporal
Para cumplir estos objetivos el tratamiento de fisioterapia puede darse tanto en medio acuático como en sala de juegos:
El tratamiento de fisioterapia en sala de juegos permite al niño con TEA explorar el entorno mediante los ejercicios y ayudados del material lúdico como telas, colchonetas, pelotas, rulos y juguetes. Con estos materiales realizaremos diferentes ejercicios encaminados a mejorar la percepción táctil, la coordinación, el equilibrio, la propiocepción, el sistema vestibular, la vista y la motricidad.
El tratamiento de fisioterapia en medio acuático permite una mayor coordinación y mejor calidad de movimiento. La alta temperatura del agua que oscila entre los 28-30° permite que la musculatura se relaje, la baja gravedad del agua nos va permitir un movimiento mayor a la vez que nos opone una resistencia que permitirá fortalecer la musculatura. La gran aceptación del niño con el agua le permite disfrutar y mejorar la relación con el medio externo. El agua también favorece el control respiratorio y el control postural.
Colegiada nº 2290
Graduada en Fisioterapia por la Universidad Católica de Murcia (UCAM)