La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune que cursa con inflamación, dolor y rigidez de articulaciones y tejidos circundantes, pero también puede afectar otros órganos y sistemas como el corazón, los riñones y los pulmones. Es crónica y degenerativa.
En la actualidad no existe ninguna medida que ayude a prevenir la aparición de la artritis reumatoide. No obstante, los expertos recomiendan realizar actividad física de forma habitual para favorecer el uso de todas las articulaciones. Durante años se ha pensado que las personas con artritis no pueden realizar ejercicio por riesgo de lesión. Sin embargo, se ha demostrado que la actividad física es imprescindible en el tratamiento de la artritis.
El ejercicio mejorará el estado de ánimo y el estado de salud, los beneficios son:
- Incrementa la resistencia fortaleciendo la musculatura que rodea las articulaciones.
- Aumenta la fuerza y retrasa el deterioro óseo y cartilaginoso.
- Mantiene la flexibilidad de las articulaciones y músculos.
- Disminuye la depresión y proporciona energía.
- Ayuda a descansar mejor ya que le hace tener una vida más activa.
El plan de ejercicios debe ser personalizado, enseñado y controlado por un fisioterapeuta para evitar hacernos daño. Un programa equilibrado de ejercicios: amplitud de movimiento, flexibilidad, equilibrio y ejercicios aeróbicos.
- Elasticidad:
Reducen la rigidez y ayudan a mantener la flexibilidad de las articulaciones, es importante hacer estos ejercicios en posiciones que no aumenten el peso. Cuando la articulación está muy hinchada el rango de movimiento estará limitado.
Los ejercicios de amplitud de movimiento pueden ser:
- Pasivos, el movimiento lo realiza el fisio sin forzar la musculatura que rodea la articulación.
- Activo asistidos, con ayuda del fisio pero usando la musculatura.
- Activo, realizas el movimiento sin ayuda.
Por ejemplo: juntar los brazos en la espalda, llevar las palmas de las manos a los hombros, estirar los brazos hacia delante, girar la cabeza… Haremos 2 series de 15 repeticiones, todos los días.
- Fortalecimiento:
Aumentan la fuerza y la resistencia muscular. Un músculo fuerte ayuda a mantener las articulaciones más estables y protegidas.
Hay diferentes tipos de ejercicios de fortalecimiento:
- Isotónico: movimiento de las articulaciones a través de toda la amplitud de movimiento ante alguna resistencia, esta puede ser por la gravedad o impuesta por cintas o pesos. Por ejemplo: tumbado en el suelo y abrimos la pierna hacia fuera aguantamos 10 segundos y volvemos.
- Isométricos: fortalecimiento de los músculos sin movimiento articular. Empuje del cuerpo contra un objeto o contra el propio cuerpo. Por ejemplo: sentado en una silla con los pies apoyados en el suelo haremos fuerza hacia el suelo contrayendo la musculatura durante 15 segundos sin mover la pierna.
Realizar estos ejercicios en días alternos, hacer 3 series de 10 repeticiones.
- Aerobico:
Ayudará a disminuir la fatiga y fortalecer el corazón y los pulmones. Ejercicios como caminar, bailar o ejercicios en el agua.
Antes de empezar el ejercicio deberemos hacer un calentamiento durante 10 min (mover bien todas las articulaciones que vamos a ejercitar). Al terminar los ejercicios realizaremos estiramientos específicos de la musculatura que hemos ejercitado para la vuelta a la calma. Es importante saber que el ejercicio aliviará el dolor de la artritis, pero puede provocar dolor muscular o agujetas.
Colegiado nº 3.147
Fisioterapeuta y licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte por la Universidad Europea de Madrid.
Vicedecano del Colegio de fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid.