¿Qué es el COVID persistente?

Cuando una persona se ha infectado por el coronavirus SARS-CoV-2 puede evolucionar hasta desarrollar síntomas, que es frecuente que desaparezcan en los casos leves al cabo de unas dos semanas. Cuando la evolución conduce a un caso grave podemos esperar que termine llegando la curación en unas cuatro a seis semanas.

Los síntomas más frecuentes en los pacientes con COVID suelen ser la tos seca, fiebre, fatiga, dolor corporal, también pueden aparecer síntomas relacionados con una afección pulmonar, dolor en el pecho, mayor dificultad para respirar, que en los casos más graves puede conducir a una neumonía que necesite de ingreso hospitalario. También podemos encontrar otros síntomas como diarrea. vómitos, pérdida del gusto y el olfato.

Pues bien, cuando varios de esos síntomas continúan durante 12 semanas, o más, entonces tenemos que empezar a considerar que estamos ante un caso de COVID persistente.

En ocasiones se menciona la COVID persistente como COVID permanente, pero es tan solo debido a una confusión entre los términos utilizados que se debería de evitar pues el adjetivo permanente se emplea para indicar «sin límite en el tiempo», y sin embargo, persistente se ajusta mejor a la realidad pues con el tratamiento adecuado los pacientes pueden evolucionar hacia una curación completa, o cuando menos hasta una reducción de los síntomas que le permitan vivir al margen de los serios trastornos que introduce la COVID en su periodo agudo.

¿El antecedente de alguna enfermedad condiciona a favor de la presencia de COVID persistente?

Aunque se han mencionado diferentes enfermedades que sí pueden influir para que la evolución del COVID sea más desfavorable, no podemos decir lo mismo de la instalación del COVID en su fase persistente.

Lo que sabemos es que cualquier persona, incluidas aquellas que se encontraban perfectamente sanas antes de pasar el COVID, pueden desarrollar un COVID persistente.

Además, la gravedad de la enfermedad, ya se necesite ingreso hospitalario, o se supere en casa, no condicionará tampoco que se continúe, o no, con la forma persistente.

¿El COVID persistente es más frecuente en hombres o en mujeres? ¿En qué rango de edades será más probable desarrollar la forma persistente?

Lo primero que debemos de tener en cuenta es que en torno a un 10% de quienes padecieron la enfermedad le darán continuidad en su fase persistente.

En algún estudio estadístico se ha encontrado que del total de afectados casi un 80% son mujeres y poco más del 20% son hombres.

Si atendemos a rango de edades se ven claramente desfavorecidos los que se sitúan en torno a los 43 años, reduciéndose la incidencia a casos casi anecdóticos en los menores de 20 años y los mayores de 70 años.

Por lo tanto, el perfil más probable de un paciente con COVID persistente es una mujer de unos 43 años.

¿Cuáles son los síntomas más frecuentes en el COVID persistente?

Entre los más de 200 síntomas que podemos encontrar en este síndrome los tres más destacados son:

  • Fatiga o sensación de agotamiento extremo.
  • Exacerbación del malestar que se siente tras realizar un esfuerzo.
  • Problemas de memoria y concentración.

Si clasificamos los síntomas atendiendo a una mayor frecuencia de presentación los podríamos ordenar de la siguiente manera:

  • Cansancio
  • Malestar general
  • Dolor de cabeza
  • Bajo estado de ánimo que se puede unir a depresión y ansiedad
  • Dolor muscular
  • Sensación de falta de aire (disnea)
  • Dolor de las articulaciones
  • Mala concentración
  • Dolor de espalda
  • Sensación de opresión en el pecho
  • Fiebre ligera
  • Tos
  • Fallos de la memoria