Los ictus o enfermedades cerebrovasculares son alteraciones bruscas de la circulación cerebral que afecta a una región determinada del sistema nervioso central (SNC) y, en consecuencia, tendrá una sintomatología determinada.

Hay dos tipos de ictus: isquémico (85% de los ictus) y hemorrágico.

Según el área cerebral afectada encontraremos diferente clínica:

  • Alteración motora: hemiparesia.
  • Alteración sensitiva.
  • Alteración visual.
  • Alteración de la memoria y de la atención.
  • Lenguaje: afasias.
  • Trastornos del ánimo: depresión.

¿Qué tipo de recuperación hay que hacer?

Tras haber sufrido un ictus, el paciente necesitará una rehabilitación. El objetivo de la rehabilitación es tratar estos síntomas y proporcionar al paciente el mayor grado de autonomía posible. Para ello, necesitaremos un equipo multidisciplinar formado por: fisioterapeutas, médicos, personal de enfermería, psicólogos, logopedas, terapeutas ocupacionales, trabajadores sociales, etc. La intervención debe ser lo más precoz posible, ya que estos ayudará a minimizar los daños y a tener una mejor evolución.

¿Qué hacen los fisioterapeutas?

Desde la fisioterapia, primero llevaremos a cabo una valoración del paciente para poder determinar cuáles son los problemas principales que nos encontramos, y a partir de aquí, fijaremos unos objetivos acordados entre el fisioterapeuta, el paciente y la familia y cuidadores. Una vez planteados los objetivos, el fisioterapeuta llevará´ a cabo la planificación del tratamiento para poder cumplir los mismos.

Tenemos que tener en cuenta que cada paciente es diferente: las zonas dañadas, edad, factores de riesgo y estado en general, son algunos de los aspectos que van a influir sobre la evolución del paciente.

¿Qué técnicas utilizan?

Mediante movilizaciones, ejercicios de potenciación, coordinación, equilibrio y otras técnicas propias de la fisioterapia se tratan las alteraciones del paciente. El tratamiento de fisioterapia se basa en la plasticidad neuronal, que es la capacidad del sistema nervioso para minimizar los efectos de las lesiones a través de modificar su propia organización estructural y funcional. Es decir, que nuestro sistema nervioso tiene capacidad de volver a aprender aquello que se ha alterado.

Por lo tanto, la intervención desde la fisioterapia en la recuperación del paciente que ha sufrido un ictus es esencial para asegurar una buena recuperación y autonomía.

Published On: 22 febrero, 2017 / Categories: Fisioterapia neurológica /

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