La artrosis, también llamada osteoartritis, es un proceso degenerativo crónico que afecta a las articulaciones. Lo que realmente ocurre en este proceso, es que la capa que recubre los huesos en las articulaciones, que se llama cartílago articular, se va desgastando y le cuesta recuperarse. Dicha degeneración es en la mayoría de los casos un proceso normal asociado a la edad, aunque también puede deberse a un gran uso de la articulación. Entre las articulaciones que más frecuentemente se afectan destacan las de la espalda y el cuello, los hombros, los dedos de la mano, la cadera y la rodilla.
En cualquiera de los casos, destacar el hecho de que la degeneración es de carácter lenta y su avance puede frenarse, al menos de forma parcial. Según avanza el desgaste, se puede producir principalmente la siguiente sintomatología: dolor, limitación de la movilidad, rigidez, inestabilidad, debilidad muscular y por último, deformidad de las articulaciones.
Todos estos síntomas son típicos de la artrosis. Sin embargo, es muy importante saber que no está relacionado el grado de artrosis con la cantidad de dolor. Esto quiere decir que hay personas con mucha artrosis que no sufrirán dolor a lo largo de su vida y personas que tienen muy poca artrosis y sí sufren dolor.
En este punto, son numerosos los pacientes que realizan la pregunta ¿voy a recuperarme? o que afirman que no merece la pena ir al fisioterapeuta porque no van a recuperarse ya que la artrosis no tiene cura. Los fisioterapeutas, por nuestra parte, hemos de dar respuesta.
Lo primero que debe saber es que la artrosis es un proceso irreversible, lo que quiere decir que el desgaste que aparece reflejado en la radiografía no va a mejorar. Sin embargo, más importante todavía es saber que la fisioterapia puede prevenir el avance y mejorar toda la sintomatología y por tanto el proceso. Para analizarlo más a fondo, vamos a establecer un tratamiento para cada uno de los síntomas que se han comentado.
Tratamiento propuesto
- Dolor. El fisioterapeuta tiene múltiples herramientas para combatir el dolor, ya sea por medio de masajes, uso de calor, aparatos eléctricos, etc.
- Limitación de la movilidad y rigidez articular. Frente a este problema el fisioterapeuta, que sabe qué movimientos se limitan, podrá realizar una serie de movilizaciones para evitar esta pérdida de movimiento, y en caso de que se haya perdido, para recuperarlo. Además, la realización de unos movimientos específicos llamados de tracción-compresión hará que el cartílago pueda nutrirse, ya que hace es como una esponja: al aplastarle suelta los deshechos y al liberarle se llena de nutrientes. La rigidez es un síntoma que mejorará al mejorar el dolor, la limitación de la movilidad y la fuerza muscular.
- Inestabilidad, debilidad muscular y deformidad de articulaciones. Todos estos síntomas se relacionan con pérdida de fuerza en los músculos y desequilibrios entre la fuerza de unos músculos y otros. En este caso, potenciar y equilibrar la musculatura va a impedir que se produzcan estos síntomas y si ya están presentes, que mejoren.
En conclusión, el avance de la artrosis puede frenarse y puede mejorarse la sintomatología, mejorando de este modo la calidad de vida del paciente. Por tanto, frente al diagnóstico o sospecha de un proceso de artrosis, no dude en acudir a su fisioterapeuta, ya que podrá aconsejarle, informarle y llegado el caso proponerle un tratamiento para mejorar su proceso.
Colegiado nº 3.147
Fisioterapeuta y licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte por la Universidad Europea de Madrid.
Vicedecano del Colegio de fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid.