Silvia es una paciente de 53 años que acude al fisioterapeuta una o dos veces por semana para que le alivie los dolores de la artrosis de rodilla y del cuello. Le gusta que le den un masaje en la musculatura y le quiten todas las contracturas que ella siente en el cuello, además de moverle la rodilla, cosa que le hace sentir mejor. Este tratamiento hace que esté bien durante 4 ó 5 días, incluso una semana, pero siempre termina de nuevo con dolor.

Le han tratado 6 fisioterapeutas diferentes porque afirma que con ninguno termina de mejorar, y además se queja de que todos le han mandado ejercicios y estiramientos que ella nunca hace, porque considera que no sirven para nada y no va a malgastar su tiempo en hacerlos.

Ahora bien, ¿por qué todos le mandan ejercicios? Para dar respuesta a esta pregunta es necesario saber que el ejercicio es terapéutico, es decir, ayuda a curar los dolores que el paciente siente. De hecho, el ejercicio terapéutico es el tratamiento más efectivo contra el dolor a medio y largo plazo, mientras que los tratamientos que el fisioterapeuta hace con sus manos lo son a corto plazo. Por ello, en el caso de Silvia el dolor se le alivia durante la primera semana, y luego vuelve a empeorar.

¿Qué efectos tiene el ejercicio?

Para comprender cómo el ejercicio terapéutico favorece la recuperación, veremos qué efectos tiene según los estudios científicos realizados.

Lo primero que se debe saber es que el funcionamiento natural del cuerpo es recibir estímulos y dar respuesta a ellos. En este caso el estímulo son los estiramientos y la actividad muscular que se consigue con los ejercicios terapéuticos. Las respuestas del cuerpo cuando recibe estos estímulos son varias. A continuación se reflejan algunos ejemplos:

  1. Disminuye el dolor. Esto es porque se liberan a la sangre sustancias que eliminan el dolor que son muy potentes y otras sustancias que generan bienestar en el cuerpo.
  2. Aumenta la circulación de la sangre, por lo que así se recogen las sustancias de desecho y se llevan nutrientes a la musculatura.
  3. Aumenta la fuerza de los músculos, que serán capaces de mejorar el equilibrio y la estabilidad.

 

Aplicado al caso de Silvia, el ejercicio terapéutico favorecería la relajación muscular, de modo que las contracturas se eliminarían más fácilmente; se aumentaría la fuerza muscular de la rodilla que sería más estable y dolería menos, y se favorecería la regeneración del cartílago que se desgasta por la artrosis; siendo solo tres ejemplos de todos los efectos terapéuticos que Silvia obtendría.

En conclusión, es igual de importante el tratamiento que el fisioterapeuta hace con sus manos que el que el paciente hace con los ejercicios terapéuticos. Por ello se hace necesaria la implicación de profesional y paciente en el tratamiento, ya que solo de esta forma se conseguirá la máxima eficacia contra el dolor.